Reproducimos este artículo que por error no salió en la Revista de la Fira:
SABES QUE HAY UN CIE EN TU CIUDAD?
Imagínate que eres inmigrante; imagínate que estás en situación irregular.
Entonces, te pones manos a la obra para conseguir tu regularización (o sea, los papeles).
Si estás mal asesorado, serás víctima de estafadores que te cobrarán por trámites que son gratuitos, y, por si esto fuera poco, eso no te garantiza que puedas conseguir tus papeles.
Supongamos, sin embargo, que esto no es así, y que estás bien asesorado (ONGs, sindicatos, servicios sociales…), pronto descubrirás que los mecanismos que pone el sistema para que puedas normalizar tu situación son prácticamente imposibles de cumplir.
Supongamos que sí, que lo has conseguido, y que disfrutas por un tiempo de cierta estabilidad: tienes vivienda digna, trabajo, amigas, familia. En definitiva, gracias a tu esfuerzo, y a la suerte, a la que has caído bien y se ha aliado contigo, te parece que todo va sobre ruedas.
De pronto, la suerte, esa fiel aliada, se vuelve esquiva: un conflicto laboral, una enfermedad larga, y todo lo que habías conseguido se va al carajo, ya que el día en que te toca renovar los papeles, te das cuenta de que no puedes hacerlo, porque uno de los requisitos indispensables que marca la ley, es el de disponer de un contrato de trabajo. ¿Puedes imaginarte lo que supone eso?…
De nuevo pasas a ser un clandestino, un sujeto convertido en objeto, una persona despersonalizada que vuelve a ser víctima de la economía sumergida. Es decir, víctima del empleo sin derechos, de la vivienda precaria, de la caridad y de otro tipo de abusos.
Un día, tú, -el que acaba de llegar- o el que lleva aquí varios años, eres abordado por varios sujetos que te piden que te identifiques. Esos individuos, aunque van de paisano, se identifican como policías, te enseñan la placa, te esposan y te conducen al furgón policial para ser trasladado
a comisaría. Da igual que no hayas cometido delito alguno; da igual lo que hayas aportado a este país; da igual las causas por las que viniste; el hecho es que a partir de tu detención, te convertirás en una persona con los derechos reducidos a la mínima expresión, por no decir
inexistentes.
Una vez en comisaría pueden sucederte varias cosas: la ley establece que puedes pasarte hasta tres días en comisaría (72 horas) mientras se tramita tu expediente de expulsión y eres conducido delante del juez para que valore si procede tu ingreso en un Centro De Internamiento Para
Extranjeros (CIE), o si te dejan en libertad mientras se resuelve tu expediente. Imagínate ahora, como te sentirías, si, una vez en comisaría, no entenderás las razones de tu detención; ya que, aunque tienes derecho a intérprete, tal vez no te lo proporcionen porque el sistema está
colapsado y por otra parte, es posible que, aunque hables castellano, no te den información clara.
Otra cosa que debes tener en cuenta, es que, según han denunciado repetidas veces ONGs que se dedican a los derechos humanos (Amnistía Internacional, Human Rights, Cear, Apdha), tienes muchas probabilidades de sufrir malos tratos mientras estás en comisaría, y no sólo allí, sino
también durante tu estancia en el centro de internamiento, y también mientras eres trasladado hacia el aeropuerto y durante el vuelo hacia el país al que decidan que debes ser conducido.
Ahora, imagínate que eres ingresado en el CIE. Supón además que te ingresan en el CÍE de Zapadores (Valencia). Tras tu ingreso, tu situación jurídica, pasa a ser una cosa rara: ya no estás en calidad de detenido, sino de retenido; además, según el estado, los centros de internamiento, no son cárceles, sino centros donde se custodia a la gente para que sea más fácil su posterior expulsión. Sin embargo, en la práctica, se puede constatar que dichos centros, pese a lo que se dice, sí son cárceles aunque encubiertas. Son cárceles en las que se mantiene a seres humanos cuya única falta es la de no tener la documentación en regla; es más, se puede decir que se trata de cárceles en las que se encierra a personas por el hecho de ser inmigrantes y pobres.
Este centro, está franqueado por gruesos muros que impiden que te enteres de lo que pasa en la calle. Además, permanentemente serás custodiado por la policía (no hay ni psicólogos, ni trabajadores sociales, ni abogad@s que te expliquen cuál es tu situación, algo que si que existe en las cárceles). Siguiendo con la descripción, podrás salir al patio una hora y media por la mañana, y una hora y media por la tarde. Tus familiares, amigos, o tal vez miembros de alguna organización, podrán visitarte durante quince o veinte minutos y, sólo una vez al día. Es imposible
el contacto físico, ya que unas gruesas mamparas lo impiden: lo único que podrás hacer, es hablar con quien te visite, y con mucho esfuerzo, ya que quien está fuera, debe hacerse oír junto a las voces de otros visitantes.
El centro dispone de dos cabinas telefónicas desde las que hacer llamadas, y también puedes recibirlas. Una vez eres internado, podrás comunicarte con el exterior sólo una vez de manera gratuita, el resto de las veces tendrás que pagar; además, ese derecho sólo puedes ejercerlo si tu comunicante vive en territorio español, así que imagínate, si tus familiares viven fuera, no podrás comunicarte con ellos si no dispones de dinero para hacerlo. Por otra parte, en cuanto a las visitas, si tus familiares o amigos no tienen papeles, tampoco podrán ir a verte con lo cual, tu
desamparo es total.
El centro dispone de dos salas de televisión, comedor, cocina, y las celdas(en las que duermes) están rodeadas de barrotes y por la noche se cierran con llave, así que dependes de los funcionarios policiales para hacer tus necesidades(con frecuencia la gente se ve obligada a orinar
y defecar en las celdas, en los lavabos).
En cuanto a la atención sanitaria, es muy deficiente. El médico, es un funcionario que depende de la policía y se limita a suministrar calmantes, y como mucho algún ansiolítico (pastillas para calmar los ataques de ansiedad). Nunca ha denunciado los casos de malos tratos por parte de los
funcionarios policiales (véase el informe de la Comisión Española De Ayuda Al Refugiado), ni ha atendido adecuadamente a las personas con enfermedades crónicas (diabetes, problemas cardíacos, trastornos mentales…).
En cuanto a tus derechos, hay una serie de normas genéricas que se encuentran en la ley de extranjería. Estas normas, que deben estar expuestas en todos los CIES, se refieren a que tienes derecho a ser informado de tu situación en un lenguaje que comprendas (a ser posible en el idioma en que hables), a ser respetado por los funcionarios, a emitir quejas por escrito o verbalmente al director del centro… Estas normas, son tan flexibles que dan libertad a los directores de cada centro a improvisar, lo que produce situaciones muy conflictivas, ya que en cada centro pueden variar las condiciones de las visitas, la manera de resolverlos conflictos que puedan producirse, etc. El hecho es que en el centro de Zapadores, que está custodiado por tres policías, cuando se produce algún conflicto, se recurre con frecuencia a la intervención de los antidisturbios porque los funcionarios temen verse desbordados.
De acuerdo con la aprobación de la reforma de la ley de extranjería, los internos puedenpermanecer en espera de que se resuelva su situación, hasta sesenta días, así que imagínate que supondría para ti, ser ingresado en un centro de internamiento con gente a la que no conoces, en
condiciones que no están claras, sin apenas material de recreo: ausencia de material de escritura, de juegos… (sólo TV y salidas al patio, como te hemos comentado antes). Imagínate además, que no pueden expulsarte y que tu plazo de estancia se cumple.
Pensarás, ¡bien!, ¡podré salir a la calle!. Efectivamente, eso es así, pero ya entrastes en el Reino de las Sombras donde, aunque podrás empadronarte, para restituir tu autonomía y libertad personal, te espera un largo camino con un incierto destino.
Recurrir el decreto de expulsión ante el juez, deseando una sentencia favorable y/o paralelamente juntando los requisitos de arraigo para pedir el permiso a la Delegación de Gobierno. En el caso de cumplir las exigencias, este organismo también puede revocar tu expulsión y/o cambiarlo por la
multa.
Imagina que tu llegada aquí, no obedece a motivos estrictamente económicos, sino que tuviste que salir por patas de tu país, porque tu vida dependía de ello, bien por causas políticas, religiosas, discriminación por tu identidad étnica, o sexual. Debes saber que, hoy por hoy, las
posibilidades de que obtengas asilo son mínimas, y que, con frecuencia se ha internado en estos centros, a personas solicitantes de asilo político o candidatos firmes a poder solicitarlo (así lo atestigua el informe de Cear señalado más arriba), tanto en el centro de Zapadores, como en los
demás centros que existen en nuestro país, la información que se da sobre esta materia, o bien es escasa, o bien es nula, o bien es insuficiente, siendo incluso en el caso de Zapadores, contraria a que la gente se entere de los requisitos necesarios para poder solicitar el asilo.
En 1985, año de la aprobación de la primera ley de extranjería, comenzaron los encierros de extranjeros en CIES. Desde ese año hasta el 2000, las instrucciones sobre las condiciones de estos centros eran tan escasas, la comunicación de los internos con el exterior casi inexistente, y
los sitios en los que se les internaba estaban tan mal acondicionados, que fueron numerosas las denuncias tanto de diversas instituciones (Defensor del Pueblo, Sindic de Greuges de Cataluña), como de organizaciones de defensa de los derechos humanos, que algunos centros tuvieron que cerrarse aunque fueron sustituidos por otros de construcción nueva o reformados. Como ejemplo notable de un centro que tuvo que cerrarse debido a las numerosas denuncias de las terribles condiciones por las que tuvo que pasar la gente allí encerrada, tenemos el caso de la Vereda en Barcelona; de este centro –situado en la comisaría del mismo nombre- el defensor del pueblo denunció que los malos tratos eran frecuentes, y sus condiciones pésimas, ya que se trataba de un sótano sin ventilación, sin patio y sin luz natural. Este centro, fue sustituido por el de Zona Franca (de construcción moderna y con capacidad para 226 personas) aunque el carácter carcelario de quienes allí son ingresados sigue siendo evidente: cierre electromagnético de espacios comunes y celdas, visitas de familiares a través de mamparas, vigilancia por cámaras,
celdas con barrotes.
A partir del año 2000, los diferentes gobiernos han tratado de concretar más la forma en la que deben regirse estos centros. Sin embargo, las denuncias sobre su funcionamiento y sobre el trato que en ellos se da a los internos, siguen produciéndose.
¿Que puedes hacer tu?
Abre los ojos y observa a tu entorno, tu calle, tu barrio, tu pueblo.. .
¿Tienes vecinas y vecinos sin papeles?¿Hay un@ vecin@ en el CIE?
¿Hay redadas policiales contra inmigrantes? ¿En que forma y con que regularidad?
Interesate por la situación de tus vecin@s y rompe el muro de aislamiento.
Plantea el tema en tus círculos sociales :con amig@s, en el colegio, en la universidad, en el trabajo, en la asociación de vecin@s, en un colectivo de barrio… cualquier estructura social que te parece oportuna, sirve para esto.
Informate sobre los diferentes campañas y luchas contra los CIES, las redadas y las deportaciones que están en marcha en el estado español y a nivel internacional.
Contacta con ellas y ellos para intercambiar información, para apoyar o para recibir apoyo.
La Campaña por el CIERRE de TODOS los CIES es un espacio donde confluyen personas, organizaciones y colectivos preocupados por la violación de los derechos de las personas inmigrantes. Demandamos la abolición de todos los CIES en el Estado español, en toda Europa y en los países de tránsito.
Cada último martes del mes, a las 12 horas:
CONCENTRACIÓN en la puerta del CIE Zapadores ( Av. Dr. Walksman)
NO a la criminalización de personas inmigrantes, NO a las redadas, NO a las deportaciones.
Participa en la campaña : CIES.NO@gmail.com
Participa a la campanya: cies.no@gmail.com
Participa a lParticipa a la campanya: cies.no@gmail.com
a campanya: cies.no@gmail.com