El Antropoceno: la crisis ecológica se hace mundial

“La expansión del capitalismo global choca con la Biosfera”. Ramón Fernández Durán. Este texto es parte de un libro en elaboración sobre la Crisis del Capitalismo Global y el previsible Colapso Civilizatorio, vistos a partir de una amplia perspectiva histórica, y en el que se hace una especial reflexión sobre la crisis energética mundial.
El trabajo es una pieza más del análisis del siglo XX, la última, a la que se da una particular relevancia con el fin de resaltar que la crisis ecológica no es un fenómeno reciente, sino que se ha estado construyendo e intensificando sobre todo a lo largo de todo el siglo XX, y muy especialmente en su segunda mitad. Pero la crisis ecológica mundial ha permanecido hasta ahora en gran medida “invisible”, oculta, a pesar de su enorme y grave dimensión, por distintas razones que se analizan en el texto. Sin embargo, esta crisis ecológica está irrumpiendo ya fuertemente en el siglo XXI y es uno de los principales condicionantes de la actual Crisis Global de carácter multidimensional. Pero sobre ello volveremos más adelante. Como este texto tiene contenido en sí mismo, el autor piensa que puede tener interés difundirlo en su actual grado de elaboración. Agradezco a Luis González, Yayo Herrero, Iván Murray, Dough Tompkins, Tom Kucharz, Ana Hernando y Chusa Lamarca sus comentarios, así como el trabajo realizado por esta última de cara al diseño del texto. Doy las gracias también a Ecologistas en Acción y a Virus por la futura edición de este texto, así como a la Fundación Deep Ecology por el apoyo recibido. Su publicación será un pequeño y provisional avance del libro más arriba mencionado, mucho más amplio, que tiene tiempos más dilatados de elaboración
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Cartel Jornadas Maquis 2010

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Biodiversidad

La biodiversidad pierde especies a un ritmo entre 100 y 1.000 veces superior a lo normal, según la CE.
La biodiversidad mundial está “gravemente amenazada”, con una pérdida de especies entre 100 y 1.000 veces superior al ritmo normal, al tiempo que más de un tercio de las especies evaluadas están amenazadas de extinción y se estima que un 60 por ciento de los servicios ecosistémicos del planeta (como la polinización de las abejas, por ejemplo) se han deteriorado en los últimos 50 años.
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Reciclar, una responsabilidad compartida

La Responsabilidad Compartida es una estrategia de gestión medioambiental que se basa en el principio de que, quienquiera que diseñe, produzca, comercialice o utilice un producto, es responsable de minimizar el impacto medioambiental del mismo.
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Humedales para el futuro

Los humedales, de acuerdo con la Convención Ramsar, son todas aquellas extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros. Se encuentran entre los ecosistemas más amenazados del mundo a pesar de ser uno de los más productivos.
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Consume hasta morir

Consume hasta morir

Llavors tradicionals a Turballos

En agriculturaecologicadenia.com podeu veure videos casolans de la Trobada d’Intercanvi de llavors tradicionals a Turballos.
Una salutació.

[readon url=”http://www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article16797″]Agricultura Ecológica Denia[/readon]

Esto lo arreglamos como siempre

Un inquietante anuncio con fondo negro muestra únicamente la dirección web estosololoarreglamosentretodos.org, pero, ¿quién hay detrás de esto?
Es una campaña publicitaria iniciada por Jaime de Andrés, responsable de publicidad corporativa de Telefónica junto a Javier Gómez Navarro (ex ministro de comercio y actual presidente del Consejo Superior de Cámaras), el economista Guillermo de la Dehesa y los abogados Antonio Garrigues Walker y Miquel Roca. “Es una llamada a la sociedad civil para que se movilice”, explicaron los responables de la iniciativa, que durará dos meses, con spots en televisión, inserciones en prensa…

[readon url=”http://www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article16797″]Consume hasta morir[/readon]

Los transgénicos usan más tóxicos

Silvia Ribeiro. La Jornada. Los cultivos transgénicos han significado un aumento sin precedentes del uso de agrotóxicos (herbicidas y otros plaguicidas). Un informe del doctor Charles Benbrook publicado a fin de 2009 (Impacts of genetically engineered crops on pesticide use: the first thirteen years, www.organic-center.org) analizando el uso de agrotóxicos en Estados Unidos en soya, maíz y algodón transgénico de 1996 a 2008, muestra que las variedades transgénicas aumentaron el uso de agrotóxicos en más de 144 millones de kilogramos en esos 13 años. Estados Unidos es el mayor y más antiguo productor de transgénicos, por lo que los datos son significativos a nivel global.

Es grave porque los agrotóxicos son un importante factor de daños ambientales (al agua, suelos, flora y fauna) y a la salud humana. Muchos son disruptores endócrinos (producen desequilibrio hormonal con disminución de la fertilidad o infertilidad) y/o afectan el sistema nervioso e inmunológico, entre otros problemas. Se ha comprobado que los alimentos elaborados con transgénicos, contienen residuos de agrotóxicos hasta 200 veces más altos que los elaborados con cultivos que no lo son, debido a la gran cantidad de agrotóxicos que se les aplica en la siembra.

La gran mayoría del aumento que registra este nuevo informe se debe a los transgénicos tolerantes a herbicidas, principalmente al glifosato, que en estos 13 años ha pasado a ser el veneno más ampliamente usado en la historia de la agricultura. El aumento ha sido progresivo, acumulándose a través de los años. En los años 2007 y 2008 se registró 46 por ciento del aumento total.

El motivo principal es el surgimiento de hierbas invasoras que se han hecho resistentes a los herbicidas. Al igual que con los antibióticos, el uso continuado promueve cada vez mayor inmunidad en los organismos que se quiere combatir. El glifosato ya ha provocado resistencia en un mínimo de nueve diferentes hierbas invasoras, de las cuales el mayor problema en grandes áreas al sur de Estados Unidos es el surgimiento de amaranto resistente a agrotóxicos. Debería ser un alerta para México, donde el amaranto, junto al maíz, es parte de la dieta usual y existe en todo el país.

Para enfrentar la resistencia de invasoras, los agricultores emplean dosis mucho mayores de glifosato y tóxicos que habían sido descartados por su alta peligrosidad (prohibidos en algunos países) como atrazina, paraquat y 2,4-D. Éste último es componente del Agente Naranja, arma química usada por Estados Unidos en la guerra de Vietnam, desarrollado justamente por Monsanto, la mayor empresa de agrotransgénicos.

El glifosato, que las empresas describían como inocuo –aunque nunca fue verdad y Monsanto fue multado por publicidad engañosa debido a esta afirmación– era considerado menos tóxico que otros herbicidas. Sin embargo, esta comparación se hacía con una cantidad igual del componente activo de diferentes químicos usada en un área similar. Actualmente, gracias a los transgénicos, la concentración del glifosato ha aumentado exponencialmente y el informe reporta que en ciertos casos se usan cantidades 100 veces mayores que de otros herbicidas por unidad de área, por lo cual finalmente tiene un impacto mucho mayor que incluso herbicidas clasificados como más peligrosos. Por otra parte, frente a la falla de efectividad, las empresas aumentan el porcentaje de componente activo en las fórmulas y le agregan surfactantes y otras sustancias para coadyuvar la acción del glifosato, lo cual aumenta y agrega impactos.
Andrés Carrasco, embriólogo de la Universidad de Buenos Aires, publicó en 2009 estudios en Argentina (segundo productor mundial de transgénicos) constatando graves afectaciones en anfibios y en salud humana por causa del glifosato, contrariamente a la creencia de relativa inocuidad del componente. Al igual que a otros científicos que han denunciado los verdaderos efectos de los transgénicos, Carrasco sufrió una vergonzosa persecución de parte de autoridades oficiales y académicas (respaldadas por Monsanto), que fue internacionalmente repudiada. (Ver Darío Aranda, Lo que sucede en Argentina es casi un experimento masivo, Página 12, 3/5/09)

Las empresas “enfrentan” el problema de las resistencia en malezas con más de lo mismo: creando transgénicos que tienen más cantidad de genes ajenos, para resistir aplicaciones simultáneas de varios agrotóxicos y con varias cepas de la toxina Bt para hacerlos insecticidas. El apilamiento de genes es muy lucrativo para las empresas –las semillas cuestan hasta el triple que las convencionales–, pero multiplican los riesgos de contaminación del ambiente, del flujo genético a otros cultivos y los riesgos del consumo, tanto por la presencia de nuevos elementos, como por la sinergia negativa que se crea entre ellos. Uno de los peores ejemplos de este tipo es el maíz SmartStax de Monsanto, con ocho rasgos transgénicos apilados, que aunque fue llevado a juicio en Canadá por no haber sido evaluados sus impactos en la salud, fue irresponsablemente aprobado recientemente por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), para su consumo en México.
Son varios los informes de probada solidez publicados en 2009, que derrumban los mitos sobre los transgénicos que nos quieren vender las empresas. Éste muestra que los transgénicos usan más venenos y contaminan más. Otros, que producen menos (Failure to Yield, UCS, 2009) o tienen daños y riesgos serios a la salud (Asociación Americana de Medicina Ambiental, mayo 2009). Hay que terminar de raíz con este experimento masivo donde nos envenenan a todos para favorecer el lucro de unas cuantas trasnacionales.

La autora es Investigadora del Grupo ETC
http://www.jornada.unam.mx/2010/01/30/index.php?section=opinion&article=023a1eco

La insurrección en curso

Gustavo Esteva. Se multiplican las agresiones a los pueblos: Chiapas, Cananea, Juárez. Es un estado de cosas insoportable que aparece como clara expresión de la incompetencia política, la corrupción estatal y la compulsión reaccionaria que padecemos, las cuales se profundizan junto con la degradación moral de las clases políticas. Pero es también, acaso, manifestación de una estrategia que busca abortar la insurrección en curso.
El Comité Invisible, un colectivo francés imaginario, publicó hace un par de años L’insurrection qui vient (Google aporta versiones pobres en español e inglés). Al leer este libro fascinante y examinar las “verdades necesarias” que establece, no puedo evitar la impresión de que la insurrección “que viene” ya llegó. No sé si en París, pero sin duda en Oaxaca, en Chiapas, en México. Estamos en ella.

No se anuncia con fanfarrias. No consiste en marchas, plantones, manifiestos o proclamas. Elude movilizaciones colgadas de líderes y lemas. No apela a las armas, aunque puede apoyarse en la autodefensa armada. Se encuentra en todas partes y en ninguna; desde cualquier posición, en el lugar en que se encuentre, la gente impulsa con dignidad y coraje sus formas propias de vida. Hay quienes lo hacen por razones de estricta supervivencia. Otros apelan a antiguos ideales. Todos desafían radicalmente el estado de cosas, el sistema dominante, el régimen político y económico que ha llevado a la catástrofe actual. Se ocupan, ni más ni menos, de generar nuevas relaciones sociales y políticas, más allá de la explotación económica y del control político o policiaco. Esta rebelión de los descontentos es también la insurrección de los saberes sometidos y las imaginaciones reprimidas que saben llegado el momento de la verdad.

Habrá que hablar de ella, aprender a verla, de-velarla. El libro La insurrección que viene contribuye a esa tarea. “Sus redactores no son sus autores”, aclara el Comité Invisible. “Han puesto algo de orden en lugares comunes de la época, lo que se murmura en las mesas de los cafés o tras las puertas de los dormitorios. No han hecho sino precisar las verdades necesarias, las que ante el rechazo general llenan los hospitales siquiátricos y las miradas compasivas. Son los escribas de la situación. El privilegio de las circunstancias radicales es que la precisión conduce en buena lógica a la revolución. Basta decir lo que tenemos ante nuestros ojos y no eludir las consecuencias.” Y es esto, en realidad, lo más difícil. Reconocer con entereza la gravedad del estado de cosas y enfrentar a pie firme lo que eso significa.

El libro empieza con una provocación que describe muy puntualmente lo que pasa entre nosotros: “Desde cualquier ángulo que se le observe el presente no tiene salida. No es la menor de sus virtudes. Quita todo sostén a quienes se empeñan en esperar a como dé lugar… Todo mundo sabe que las cosas no pueden sino ir de mal en peor. ‘El futuro no tiene porvenir’ expresa la sabiduría de una época que ha llegado, como si fuese extrema normalidad, al nivel de conciencia de los primeros punks… Pero el impasse actual, perceptible en todas partes, en todas partes es negado.”

Necesitamos aprender a ver, con ojos menos empañados, lo que la gente común está haciendo ante las dificultades del día, ante esa perspectiva cada vez más oscura. Necesitamos reconocer los rasgos de esta insurrección que hasta ahora ha resultado invisible. Pero antes aquilatemos el significado de lo que está ocurriendo. Chiapas y Cananea tienen un signo común: son provocaciones abiertas, tratan de inducir un comportamiento específico. Se busca con ellas intimidar hasta la parálisis o bien estimular reacciones descontroladas y agresivas. Estas reacciones permitirían dar apariencia de justificación al aplastamiento policiaco que se intenta realizar, el cual podría conducir más temprano que tarde a una especie de guerra civil que pudiera abortar la insurrección.

Ésa sería la estrategia. Provocar alguna forma de violencia popular espontánea y caótica. Que la gente, harta de tanta provocación o de los callejones sin salida a los que se la conduce continuamente, estallara sin orden ni concierto. Se estarían buscando pretextos para profundizar el autoritarismo actual y llevarlo hasta el punto en que fuera capaz de evitar que la insurrección se ampliara y profundizara hasta cumplir su destino: liquidar sin violencia el régimen dominante.

Socavar esta perversa estrategia, impedir que triunfe, es hoy condición de supervivencia tanto de la insurrección en curso como de la vida social misma, que ha entrado en un grave proceso de descomposición. Para todo esto necesitamos, más que ninguna otra cosa, miradas claras e imaginaciones lúcidas.

gustavoesteva@gmail.com